domingo, 26 de abril de 2009

A mi Padre...

Sé que no lo va a leer (no usa el internet y menos sabe que escribo aquí), aún así quiero dejar por primera vez un obsequio que no sea para alimentarme o sanarme las heridas. Algo que no es propiamente mío, que no involucre mi egoísmo o "martirismo". Hoy mi Padre cumple años. No recuerdo la cuenta pero se que ya tiene una vida larga de experiencias que, a mi perspectiva, no muchos hubieran aguantado y vuelto a levantarse por orgullo y valentía. Si, mi Padre es un hombre demasiado valiente, contiene los defectos más humanos y los puntos más admirables de un hombre. Aquellos que tal vez nunca he de tener y que he de querer. otros que evito por que el me enseño. Pero esto no trata de mi, trata de él.

Mucha gente puede decir que no lo conozco suficente o que nunca en realidad convivi con él para suponer atributos o caracteristicas concretas sobre él. Yo me pregunto ¿si eso en realidad es un buen argumento? o ¿si en realidad es importante esos pequeños detalles? Yo digo no, y digo no con una fuerza y decisión. Es un no por que tengo su sangre.
He leído en tantas novelas y canciones, visto en películas y recuerdos, como es un padre para un hijo, no temo en usar tales altares, mi Padre es un héroe para mí. Todas esas historias ilimitadas que te puede contar o que pueden narrar sobre él, todas esas habilidades que ningún otro adulto tiene, la inteligencia y simpatía para poder interesarte en un tema y motivarte a ser algo en esta vida. El es un hombre inspirador. Te intrigan sus situaciones y te impresionan sus movimientos en una charla. El es un hombre de ideas. Te duelen sus caídas y te alegran las victorias. El es un hombre de agallas. El no persigue la ambición, mayor virtud en el humano pues tiene verguenza y pide perdón en sus errores.

No, no creo que haya un hombre como él, ni siquiera mi hermano y yo. Y es que este mundo ha cambiado tanto, las cosas nos dividen, las situaciones nos alejan. Uno crece y pierde los acercamientos con su familia. Uno no se da cuenta que mientras se es joven, los padres envejecen, mientras tu tienes hambre de aventura, ellos tienen hambre de vivir, de tener a quienes trajeron al mundo a su lado. Es este tiempo en el que uno pierde lo mejor de uno: sus padres. No en un sentido fatalista, en una perspectiva temporal y por esto uno debe pedir sinceras disculpas. Pero ahí entra lo maravilloso de ese amor sanguíneo, ya que ellos no aceptarán ese perdón y comprenderán tus pasos, tus caminos, tus incertidumbres, tus procesos.

El me ha regalado mucho, cosas que me han marcado y han hecho de este niño, un hombre vivo. El me dio mis primeros libros serios en mi colección, libros que ya no hablaban en novela, era información, cultura, ética y moralidad. El me compro mi primera guitarra, sin saberlo me inculco un amor a la música, que a la vez ella me expuso los pequeños talentos que tengo en la literatura. Me obsequio el significado de los defectos y errores, la importancia de estos y su subjetividad en la vida. Tanto que si el no hubiera cometido errores pasados, yo no sería el hombre que he construido y armado por medio de independencia y sensibilidad. Me dio el amor a la historia y me hizo descubrir la belleza de la ciencia. Cada domingo que venía para mí era una maravillla escuchar sus ideas y noticias que no eran accesibles a mi edad.

Tengo que confesar algo, cuando era mucho más niño, sentía pánico y miedo al estar solo con él, que no estuviera mi hermano. No sé en realidad como expresarlo, pero lo intentaré: En parte fue por (en realidad) el poco tiempo que pude conocerlo cuando mis padres estaban juntos, lamentablemente no recuerdo muchas cosas sobre mi infancia, no sabía como actuar ni que decir, tal vez no tenía la confianza, ademas de ser un niño introvertido. Me daba pavor e intentaba no mostrarlo. Algo en él me intimidaba, yo veía a mi hermano como se explayaba con él y que tan buena química tenían, me sentía indefenso y corto a esa buena pareja que hacían. Fue en estos años de maduración cuando él me demostro que teníamos muchas cosas en común. Desde el humor y los chistes, el gusto por leer, hasta las expresiones. Por fin me sentí parte de él. Logre perder ese terror y aprecie cada segundo de su compañía. Aún lo hago. Pero aclaro: Siempre lo he querido de una manera tan grande que ni este texto podría expresarlo.

Ahora, no todo de él es perfecto. Aquellos defectos y errores me han marcado, pero no de una manera mala o que yo haya sentido un rencor. Somos humanos y debemos aceptar los fallos de las personas. Mucho más cuando son nobles y honorables como mi Padre. Esa fortaleza increible en los peores momentos. Cuando escapo de grandes accidentes vivo. Las desgracias que yo ví. En sus pesares. No ha dejado de enseñarme tanto. Y todos esos dolores no le han quitado la esperanza y fé en mejores tiempos. Nunca lo he visto llorar, pero siempre lo he visto sonreír.

Hay tantas cosas que quiero decir con esto, tantas cosas que el se merece de sus hijos y que no recibe por nuestros errores. No sé ni como reparar todo lo que ha hecho por nosotros, hasta hoy puedo decir que he tenido suerte de tener unos padres tan maravillosos.

Hoy soy un hombre que quiere ser mejor y quiere tener lo mejor de ti Papá. No sé como superar todas esas virtudes y esa valentía. Sigo intentando averiguar como no desistir y pelear por lo que tu peleaste. Que siempre peleas. Soy un hombre que ya no quiere tener todo sino lo suficiente. Soy un hombre que quiere ser admirado como tu lo eres por nosotros. A pesar de que nunca habló o pregunto, siempre tengo la esperanza de que estes bien. Recuerda que yo nunca podré verte por tus males, todo lo contrario, eres mi Padre. Y por ti quiero ser lo mejor.

Gracias por la vida que me diste y por ser mi Padre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario