
En un lugar gris, rostros inanimados observan lo distinto, el fenomeno, formados corean el perfecto himno al rechazo, inexpresivos.
Donde se pudo llegar a volar, crear e imaginar todavía no se logra descubrir la cura a este mal.
Y no solo hacia terceras personas, los prejuicios personales producen una sensación de frustración, un dolor agudo en el espiritú ya decadente de nuestra razón, aunque si en verdad usaramos esta última no existirían tales males en nuestra sucia sociedad.
La perfecta arma para dividir a un mundo, para vencer la resistencia, para un control a base de controles morales y de moda, un mundo de medios orgullosos, petulantes y dominantes, un grito contra la libertad, imponiendo un estatus, un patrón, un estandar.
Somos los lastimados quienes aún ciegos permanecemos ahí por miedo a la soledad, a la critica, a lo diferente y únicos que lograríamos ser, recluidos en una carcel formada de etiquetas y herramientas viles, vacías, oscuras.
Donde una religión de prejuicios pelea durante toda una historia por el prejuicio de la otra, donde un racismo sigue latiendo en los países de cualquier jerarquía economica, miles de africanos siendo castigados, sometidos, humillados, asesinados por el único concepto inexistente: Raza.
Latinos sirven como la burla de norteamericanos, castigados por una creencia de mejora y calidad de vida hacia sus familias, por que dicen estupidamente que la única raza es la blanca, parece que el nazismo y el terrorismo acarician como excusa.
Aquí en México nuestras raices aún siguen siendo traicionadas por la verguenza de nuestro color y creencias culturales, por ser mexicanos, por que el prejuicio aqui nos conlleva a la corrupcion, al machismo, al feminismo, a todo mal hoyo lleno de lodo, ese con el que nos gusta cubrirnos, viva México.
Dentro de nuestra cabeza el prejuicio rige, un modo totalitario disfruta como lloramos por no ser como los demas, por no ser valorado o querido, ya que los estandares sociales no nos han puesto en su lista.
El prejuicio, retomo, en la iglesia es tan fuerte que nos ciega para pelear por ella, para creer que esta en lo correcto, miles de años de represión contra la mujer parece no haber bastado.
En la musica actual, los prejuicios son primitivos, absurdos, irreverentes, es la reminiscencia de todo lo anterior con un toque de ritmo, adios lo bello.
Entonces vivamos bien, consumamos nuestros prejuicios en alcohol, en ácidos, en los medios, en quemar los libros y no saber escribir una palabra, por que asi como en la tierra como en el cielo, los prejuicios dividen al hombre.
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